Bienvenido a tu espacio exterior. Todas las semanas trabajamos sobre algún concepto o síntoma basados en lecturas diversas, consumos culturales e investigación. Actualmente, me encuentro trabajando la crisis creativa como vivencia personal (¿por qué no puedo crear cosas nuevas?) y fenómeno social (¿estamos viviendo un estancamiento cultural?). Si te reenviaron este mail, podés suscribirte haciendo click acá.
Muchas cosas pasaron esta semana. Para quienes van siguiendo mi travesía tesista, aparentemente entré en un grupo de investigación de la facultad 🍾. Quedará ver cómo se lleva el director con lo desarrollado hasta el momento, pero avanza. Por otro lado, también tengo el sitio web bastante avanzado y con un estilo que me va cerrando, así que pueden entrar y decirme que les parece. Finalmente, el miércoles me vi con una amiga en un café/bar a pocas cuadras de casa mientras me resonaba en la cabeza la pregunta que les comentaba al final de la última nota.
Por otro lado, estoy armando un archivo de las recomendaciones y referencias que paso por acá, y donde voy agregando las que están implícitas o que al momento de escribir no recordaba bien.
Resumen de hoy
Condiciones de producción
Serías más feliz viviendo cerca de tus amigos
Notas finales
Condiciones de producción
🫶 What if frienship, not marriage, was at the center of life? - The Atlantic (Rhaina Cohen | 2020)
Este artículo es de octubre de 2020 y siento que la pandemia se filtra en la autora. Es un artículo muy completo que arranca con un ejemplo de unas amigas que deciden priorizar su vínculo por sobre sus parejas. La complejización desde el ejemplo, pasando luego al entender estas afectividades hasta la recontextualización de los vínculos amicales con una perspectiva histórica, suma mucho a lo que vengo a hablar hoy y está en general super interesante.
En cierto punto del texto nombra el concepto de “amistades románticas”, y aunque estoy comprometido a no recomendar libros entre las condiciones de producción, pueden profundizar sobre el tema con cualquier edición de las cartas entre Schiller y Goethe.
📺 The Banshees of Inisherin - Martin McDonagh (2022)
El otro día fui a ver una obra que me hizo acordar a esta película. Esta película me parece increíble, pero hay que ir a verla entendiendo que trata mucho la mortalidad a un punto extremo. Si vas dispuesto a eso, resulta ser una película divertidísima. Si vas esperando divertirte, tal vez la pases mal. Es un delicado equilibrio.
La pregunta que orienta la película es: ¿Cómo querés pasar el tiempo que tenés de vida? Que es una pregunta sana de hacerse, querés trascender y dejar un legado, querés disfrutar el tiempo que tenés, qué es disfrutar y qué es trascender también. Creo que es una película que juega un poco con estos límites, con la noción de libertad también, todo en el contexto de una isla aburridísima en Irlanda.
Les anuncio además la intención de comentarla con una amiga que es especialista en cine (en cuanto me familiarice con la cámara) porque siento que tiene mucho para hablar.
✍️ What the longest study on human happiness found is the key to a good life - The Atlantic (Robert Waldinger y Marc Schulz | 2023)
Esta nota cita varios de los estudios sobre impactos en la salud de la amistad. Creo que además trae una intención que quiero retomar al final del envío de hoy, de reflexionar sobre nuestra propia red y la vida que queremos vivir. Es una lectura corta y que sentí muy bien manejada en el sentido de estar nombrando estudios y combinándolos con una mirada compasiva sobre la salud mental y la soledad.
Si no pueden acceder a alguno de los contenidos, escribanme.
Serías más feliz viviendo cerca de tus amigos
El miércoles salí a caminar para juntarme con una amiga en Cerezo Bar (un lugar manejado por unas chicas que viven todas en el barrio), a 12 cuadras de casa. El finde me junté con mi hermano en su departamento, a 7 cuadras de donde vivo, a mirar una película. Este artículo lo diagramé en el café al que voy siempre, donde el dueño me saluda y me trae un americano sin que lo tenga que pedir (prefiero el café negro y suave, sin azúcar).
Desde que soy muy chico, conozco el estereotipo de las familias italianas que viven todas cerca. Los padres en un edificio, un hijo a la vuelta y el otro, 3 pisos más abajo en el mismo edificio. En general, cuando uno piensa en vivir cerca, piensa en estos ejemplos: existen los hogares multigeneracionales donde viven padres, hijos y abuelos en un mismo lugar. Existen los varones que nunca aprendieron a lavar la ropa y la llevan el fin de semana hasta lo de sus padres. Existen hermanos que siempre vivieron juntos y luego viven a 10 cuadras (como les contaba, actualmente estoy en este caso).
El otro caso conocido es el de las parejas. Personalmente, la mayoría de los chicos con los que salí eran de mi barrio. No me refiero a verse una vez obviamente, y claramente hay excepciones a la regla, pero con los que más formé vínculos duraderos vivieron cerca de mí. ¿Por qué? Porque es realmente muy práctico. Querés ir a tomar algo, están ahí cerca. Tenés un evento que no te dan ganas de ir solo, les podés preguntar 15 minutos antes de salir si quieren sumarse.
Nuestra cultura está llena de consumos culturales donde la cercanía es protagonista del relato. Sitcoms americanas como Friends y Seinfeld, pero también Casados con Hijos y obviamente el ejemplo extremo (que NO queremos imitar) estando en Gran Hermano. También hay incontables historias sobre artistas y filósofos conviviendo, llevando vidas interdependientes y hasta casándose con familiares de los otros (!). Entonces, ¿por qué muchas veces no priorizamos a nuestras amistades al momento de elegir dónde vivir?
Leí este artículo de TIME el cual cita un paper de 2017 donde se comparan los resultados de dos estudios. El primero trata de una encuesta a más de 270.000 personas en casi 100 países, y encuentra una asociación entre las relaciones familiares y amicales y un mejor estado de salud y felicidad general. Pero algo interesante del mismo es que en edades más avanzadas solo los vínculos de amistad fuertes mantienen esta asociación. El segundo estudio concluye que la calidad de la amistad también es relevante; se encontró un vínculo entre que tus amigos sean causa de tensión y padecer enfermedades crónicas (vínculo que no se encuentra, en cambio, cuando reportan la misma afección generada por parejas o hijos), mientras que si tus amigos son una fuente de apoyo, sí se reporta mayor felicidad.
Sin embargo, hay muchos motivos por los cuales no priorizamos el vínculo amical. En general somos socializados para priorizar otras cosas; la proyección laboral, tu pareja y obviamente la paternidad (y más marcadamente aún la maternidad). Lo cual no está mal, pero oculta que la cercanía a amigos puede facilitar mucho cualquiera de estas cosas. Tomando por ejemplo una conversación recurrente que tengo con amigos o amigas, se suele desarrollar aproximadamente así:
Sí, me gusta, es buen tipo, la convivencia es facilísima y me pone siempre primero. Pero no leyó nada de todo lo que nosotros hablamos siempre, no sé si puedo salir con alguien que no haya leído a Foucault.
Si tuviste esta conversación conmigo, sabe que la tuve decenas de veces. Sí, estoy hablando de ustedes, pero tampoco taaan de ustedes. Lo que suelo preguntarles es para qué quieren otra persona más que les hable de Agamben o Bourdieu si ya prácticamente el 90% de sus amigos cumple ese rol. Y la respuesta que pienso hoy es que se busca un rol totalizante del vínculo romántico; alguien a quien ames, que te hable de autores, que sepa hacer arreglos domésticos, que comparta pero desafíe tus gustos de cine profundizándolos, y que además de eso sea buen tipo, te priorice, sepa resolver con diálogo las incomodidades y si hace algún deporte cool mejor. Tal vez no todas estas cosas son tan prioritarias para tu vínculo de pareja. Tal vez algunas corresponden mejor con el rol de un amigo.
Las dos entregas anteriores a esta recomendaba lecturas en torno a las relaciones, haciendo énfasis en que hoy aún se piensa mucho alrededor de la sexualidad y poco en torno a la estructura de las relaciones en sí. Prometo en un futuro profundizar sobre esto, pero por temas de extensión no voy a seguir tirando del hilo hoy. De lo que hoy quiero hablar sobre la individuación, la soledad en la ciudad moderna y por qué solemos apartar las amistades en nuestra proyección de vida.
[Relacionarse *en* la ciudad]
En este punto traigo la pregunta que me hicieron el otro día: “¿cuándo debería haber aparecido Dios en mi vida?”. Sobre la pregunta, me explicaron que se refería a la pérdida de religiosidad en el sentido de que, a pesar de haber ido a un colegio católico y haber hecho catequesis, en ningún momento se cruzaron con un evento que los hiciera acercarse a Dios y que no entendían si eso se debería haber dado en algún momento.
Ahora, tal vez no tenía la respuesta a esta pregunta, pero tengo la característica de que me encanta pensar estos temas entonces inmediatamente prendí la máquina de humo. No soy especialista obviamente y seguro hay mil estudios e hipótesis que profundizan mejor sobre el tema, pero la gente decide hacerme preguntas a mi igual! Entonces lo primero que pensé fue, “debe ser por las modificaciones en los espacios de socialización”. Obviamente, si agarras a alguien de sociales te va a decir esto mientras que si agarras a un licenciado en filosofía tal vez te empiece a hablar de la influencia del existencialismo.
La cuestión es que toda estructura social genera preguntas con sus respuestas preconcebidas, y sobre todo tiene preguntas permitidas y otras que no (dejo pendiente para otra nota ampliar sobre esto a pedido de una lectura temprana del artículo). Cómo conseguir recursos para alimentarse, cuánta ropa o sí hay que usar la misma en espacios públicos, dónde desarrollar el tiempo de ocio, son todas preguntas que estructuran cómo uno habita su día a día. Cómo pasar el tiempo. En la gran mayoría de los casos, la respuesta está predeterminada por el momento histórico que uno habita.
Y la cuestión es que una gran parte de los espacios de vida y socialización eran manejados dentro de la iglesia hasta hace no tanto. Con gran variación entre el tipo de control que ejercían católicos y protestantes (ni hablar otras religiones), tu comunidad era a su vez una comunidad religiosa. Esto se modificó profundamente en dos puntos que nos interesan durante el siglo XX, dónde conocer gente y dónde pasar el tiempo de ocio. La radio y la televisión establecieron el espacio privado familiar como lugar de esparcimiento por excelencia en la sociedad de masas industrial. Esto estructura también qué preguntas nos hacemos y cuáles respuestas se dan, en particular con respecto al tiempo libre. Como menciona Christopher Lasch: “El auge de una concepción escapista del "ocio" coincide con su organización como extensión de la producción de mercancías”.
No sé si habrán tenido contacto con algunas generaciones en ciertos espacios donde el tema de conversación es la televisión. O en su defecto, se repite el discurso televisivo pero sin atribuirlo al dispositivo, como esas personas que en la playa conversan sobre a qué se está dedicando la hija de Yanina Latorre o Maradona como si las conocieran o les interesara genuinamente a qué se dedican. Es como si en cierto sentido el ámbito de socialización primario fuera el discurso televisivo y la socialización entre pares fuera un circuito secundario donde se comenta el discurso previamente avalado por la TV. Estoy pecando de determinista apocalíptico para fines dramáticos, no es tan así. Hay mil maneras de consumir televisión. Pero seguro esa la vieron.
[La era de internet]
Yo soy muy pro internet, obviamente. Acá estamos. Pero soy también muy anti smartphones (y acá está al lado mío también, ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos…). Con el smartphone terminé desactivando todas las notificaciones. Todas. Me podés escribir hoy que tal vez recién te leo en cuatro o cinco días, según cómo me agarres. Y acá es donde voy a intentar atar todo lo que fui nombrando en esta nota y la crisis creativa, así que como se dice en inglés, bear with me.
Mucho se ha escrito en los últimos años sobre la economía de la atención. Que Nick Srnicek posiblemente definiría como un efecto del Capitalismo de Plataformas (nombre de su libro de 2016 que súper recomiendo si les interesa el tema, es corto y claro). Traigo la frase “economía de la atención” no solo para entrar en disputas semiológicas sobre cómo llamar a este período (si les interesa eso lean Tecnoceno de Flavia Costa de 2021), sino porque es clara sobre cómo se traduce la explotación de datos en el consumidor. Para hacer el resumen rápido, las plataformas que habitamos como usuarios de internet extraen datos de nuestra circulación por el mismo. Los mismos tienen mucho valor para distintas áreas. El ejemplo típico es el marketing, pero sin esos mismos datos circulando en internet no se podría tampoco entrenar a los modelos de IA actuales. Claramente, hay una diferencia entre trazar el recorrido que uno hace clickeando en un sitio web y scrappear lo que un usuario sube a un sitio público (o varios). Pero también hay una similitud fundamental que es que nosotros voluntariamente cedemos esta información (aunque no siempre), y la misma es fundamental en la producción de valor de las actuales empresas de la economía digital.
Lo fundamental de esto es que para posicionarse a la vanguardia tecnológica (siendo este ideal de dinamismo lo que propicia que se redirija la inversión a las plataformas en busca de crecimiento) se debe optimizar esta extracción de datos e interacción, dando una experiencia más acabada y completa por dentro de las plataformas. Videos más estimulantes, anuncios más específicos; debería ser evidente cómo se relaciona con el tema que vengo a tratar. La crisis creativa es también un efecto de una respuesta a la pregunta de cómo pasamos nuestro tiempo de ocio. Y esto no termina acá.
La experiencia en internet, al ser cada vez más customizada, genera particiones, clusters. Es algo que se habla mucho cuando se habla del surgimiento de nuevas derechas y sectas en twitter (ahora x), reddit, y el caso ejemplar de 4chan. No solo cada uno puede crearse su propio nicho de conversación con personas que sostienen exactamente las mismas opiniones que uno (cosa que sería muy difícil socializando en el espacio público, y una experiencia bastante limitada en la era de la TV), sino que muchas plataformas están optimizadas para mostrar contenido que nos genera impacto, interacción, sea en forma de apoyo o de indignación. Y ambas se potencian en la misma orientación hacia afianzar identidades cristalizadas en su micronicho.
[A modo de cierre]
Bueno, tome mucho vino y como siempre me voy por las ramas. Todos estos temas que nombré son centrales en este momento de mi vida y en este proyecto que abarca la crisis creativa como fenómeno social. Siento que se relacionan profundamente con el tema de hoy, pero no da el espacio para profundizar sobre todo por lo que lo profundizaré en futuras entregas. Creo que logré hacer llegar el punto de que nuestro contexto histórico, económico y tecnológico influye en nuestras formas de socializar. Quiero volver entonces al tema de vivir cerca de nuestros amigos, que ya parece tan distante en esta nota.
Todos los lunes una amiga venía después de terapia a tomar un vino a casa. Eran dos horas, intercambiar unas ideas y despedirnos. Y esta forma de socialización, de hacer nuestros espacios compartidos, son formas de resistencia hoy a un estado de las cosas que propicia que nuestra respuesta sea el agobio inerte ante la sobreestimulación en plataformas. Más allá de los mil estudios sobre los beneficios a la salud de vivir cerca, es necesario encontrarnos con lo otro. Pensar las propias experiencias.
Como venimos hablando en este espacio, estamos en una crisis de salud mental. No solo integrar la reflexión sobre el otro de por sí puede ayudar a mejorar nuestro bienestar, sino que vivir cerca de amigos que te hacen feliz produce un “efecto de contagio” que afecta también a los amigos de tus amigos y a sus amigos también. Por otro lado, integrar en nuestra cotidianidad el debate entre adultos es algo que nos puede permitir un poco escapar a las lógicas de repetición que nos dan los medios de broadcasting, por un lado, y de clusterización de las redes.
Notas finales, recomendación
Creo que quedaron mil cosas en el tintero. Ni hable de las comunidades disidentes, donde hay mucho para comentar sobre la formulación de relaciones, familias y comunidades. Tampoco sobre los muchos vínculos amicales formulados de maneras bizarrísimas que tuve la suerte de vivir.
Quería para cerrar que consideren una actividad de journaling que tal vez les sirva para pensar esto. Piensen en sus amistades y a quienes valoran en su vida (aun si no son personas muy cercanas). Piensen en qué aportan a sus vidas, y si les gustaría ver a esas personas más seguido o cómo podrían integrarlos en su vida. Consideren, sacando del medio los desafíos evidentes de esto, cómo les gustaría vivir en un barrio. Escríbanlo y después tiren el papel o prendanlo fuego o guardenlo para comparar su respuesta a través del tiempo, o si lo hacen en computadora, lo mismo aplica. Por lo que entiendo de este otro protocolo de journaling que también recomiendo, no es necesario almacenar ni revisitar la información, sino darse el tiempo de meditación en la escritura.
Me quedaron varios temas a profundizar, entre ellos:
- Como elegimos estructurar nuestras relaciones
- Las preguntas permitidas, la ausencia de espacios de consulta
Por último, acuérdense que estoy dejando toda la información recopilada en este archivo de recomendaciones y citas para más facilidad de chusmeo. En general los invito además a visitar https://malonaje.com/ y avisarme si ven algo raro (no, la watchlist de Doctor Who es rara pero eso es intencional) o alguna posibilidad de mejora.
Hasta la próxima entrega.
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